NUESTRA HISTORIA

DEL LIBRO
LOS FRAILES MENORES CONVENTUALES
Historia y vida
DE: L. DI FONZO- G. ODOARDI – A. POMPEI O.F.M.Conv.
I. DATOS SUMARIOS

Francisco nació en Asís en 1182, y allí mismo murió, en la Porciúncula Al título de «patrono del pueblo cristiano», patrono de la Acción Católica patrono principal de Italia, protector especial de los Comerciantes

La tumba o sepulcro del Santo se encuentra en la cripta de la basílica inferior de Asís (1230), donde se guardan sus restos que, después del hallazgo del cuerpo (12-2-1818) y las más recientes averiguaciones canónicas (1818-24), tras autorización pontificia fueron recompuestos íntegramente en el primitivo sarcófago. En aquel entonces, y a partir de aquel momento, fue distribuido tan sólo el «polvo» del sepulcro, es decir, pequeños fragmentos de los restos de su cuerpo y vestimentas pulverizadas. Reliquias del hábito, cilicios y objetos de uso se conservan en los distintos santuarios de Asís y en otros lugares.

Francisco nació en el corazón de Italia durante los últimos 20 años del siglo XII (final de 1181 o comienzo de 1182), de un acaudalado propietario y comerciante en telas, Pietro Bernardone y de Giovanna, apodada ‘madona Pica’. Su nombre de pila era Juan, pero pronto su padre lo cambió, al regresar de uno de sus viajes comerciales a Francia, con el de Francesco («francés», nombre ya en uso, pero no muy conocido en Italia). Cuidó su primera formación religiosa su devotísima madre la cual, según una tradición muy digna aunque tardía (s. XIII-XIV) había decidido, por causa de los dolores del parto, proceder al alumbramiento entre un buey y un borrico, y que el mismo día del alumbramiento había escuchado, de parte de un misterioso peregrino, auspiciar la bondad de vida (Cfr. bibl., 4).

En la escuela parroquial de s. Jorge, en Asís, el Santo aprendió a leer y a escribir, y completó, posteriormente, su modesta cultura con nociones de cálculo, de poesía y música, adquiriendo también algunos conocimientos de lengua francesa (el provenzal) y de literatura de las gestas y leyendas caballerescas. Francisco, dotado de inteligencia perspicaz y fuerte memoria, poco a poco fue adquiriendo una razonable cultura religiosa por medio de lecturas y meditación. A la edad de 14 años, se incorporó a las actividades de la tienda de su papá, (tenía un solo hermano menor, Ángel), proclamado rey de los banquetes y de la juventud de Asís;

Activo espectador, y también partícipe de la conquista de la libertad cívica en la lucha contra el feudatario imperial de la ciudad de Spoleto (1198), muy pronto tomó parte activa, a los veinte años, en la guerra comunal de Asís contra Perusa (noviembre de 1202), y acabó por caer prisionero de los de Perusa cuando su partido sufrió la derrota. Liberado, después de un año de prisión (1203-4), y probado por una larga enfermedad (1204), el mundo comenzó a parecerle distinto y raro. Sin embargo, después de la recuperación atraído por nuevos sueños de gloria, decide viajar a Pulla para conquistar el título de caballero (1205). Pero, el viaje de Francisco viene interrumpido en la ciudad de Spoleto, que fue su camino de Damasco, donde el Señor le invita indistintamente, mediante un sueño, al seguimiento en pos de un patrón más noble (2Cel 5-6).

Regresa a Asís, y con el presentimiento de «tornarse un grande príncipe» (ibid., 6), comienza pronto a alejarse de la compañía de los amigos, y dedica largo tiempo a la oración y lágrimas en una gruta solitaria donde, tras haber superado, mediante un beso a un leproso, la extrema repugnancia que sentía hacia ellos, se siente fulgurado por la primera aparición del Crucificado que le graba en el corazón el amor y el llanto por su Pasión (s. Buenaventura, Leyenda Mayor, 1, 5). Francisco, a partir de aquel momento, se dedica con asiduidad al servicio de los leprosos y reparte frecuentemente limosna a los pobres, a los sacerdotes y a las iglesias pobres. Poco tiempo después, en la capilla de S. Damián, la voz del Crucifijo colgante que está sobre el altar, le invita a «reparar su Iglesia, que se viene del todo al suelo» (2Cel, 10).

2. La ESPIRITUALIDAD de Francisco es cristocéntrica y evangélica, afectiva y mística y, al mismo tiempo, viva y práctica, imbuida de profunda humanidad, derivada de la experiencia existencial de la vida y de la sociabilidad de las relaciones humanas.

Es esencialmente cristocéntrica, porque en la meditación sobre el misterio Trinitario, el Santo, con algunas intuiciones características, vio sobretodo en la persona del Hijo de Dios encarnado y crucificado al hermano mayor de los hombres, autor de la salvación y mediador y modelo de nuestra comunión con Dios (Cfr. Ep. I, Carta a todos los fieles). En la primera visión y encuentro con el Crucificado, Francisco, como él mismo lo reveló después, percibió, por vez primera, esta clara determinación divina y salvadora de Cristo, y también su personal fundamental vocación (aun no apostólica) al seguimiento de su Cruz «en espíritu de pobreza, de humildad y de afectuosa compasión y piedad» (LM. 5-6). El Evangelio de la pobreza y de la misión de los Apóstoles que había escuchado, venía a completar el programa de vida y de trabajo para la integral imitación del Maestro divino.

La espiritualidad del Santo, que no es especulativa, sino fundamentada sobre estas primeras experiencias místicas e indicaciones evangélicas, se centró, desde entonces, sobre la «perfecta adhesión» de espíritu y de vida a Cristo, adhesión de persona a persona percibida presente y casi sensible en todos los misterios de su vida terrenal: en la humildad de la Encarnación y del Nacimiento de Cristo, así como en la suavidad de su Nombre.

Conventuales, Observantes y reformas menores
En la época medieval de 1209-1517

Tuvieron distintos nombres: Franciscanos, Frailes Menores, Minoritas; Antiguamente se llamaron también: Cordelièrs, Greyfriars, y Barfüsser; Monogramas principales usados hasta 1517:

. OMin (a partir de 1209 a 1415),
. OFMConv
. y OFMObs (a partir de 1415). Todos son Religiosos de la Primera Orden de S. Francisco (1209-1517)

I. FUNDACIÓN Y GENERALIDADES

Franciscanos o Frailes Menores están, actualmente repartidos en tres familias con paridad jurídica y totalmente independientes de: Frailes Menores (OFM, anteriormente llamados Observantes, Reformados, etc.) Frailes Menores Conventuales (OFMConv) Frailes Menores Capuchinos (OFMCap)

Las dos primeras familias, es decir, los Conventuales y los Observantes, paulatinamente han absorbido a los demás grupos históricos que surgieron dentro de su familia con ideales propios y denominaciones distintas, y que también constituyen parte integrante de nuestra historia.

Entre éstos grupos, sometidos bajo la jurisdicción del Ministro general de los Conventuales hasta 1517, se deben contar primeramente los -»Observantes (1368), los -»Villacrecienses (1403), los -»Coletanos (1412), los -»Amedeítas (1460 aprox.), etc. Posteriormente, es decir cuando todos estos grupos fueron unificados y constituyeron una única familia autónoma de los «Frailes Menores» o «Frailes Menores de la Regular Observancia», con General propio en 1517, las nuevas ramas históricas, que en 1500 surgieron de aquella con el nombre de Reformados (1512), Descalzos o Alcantarinos (1555), y Recoletos (1570-9), fueron sometidas a la obediencia del General OFM (Obs), pero cada cual conservando sus antiguas Provincias, casas y superiores hasta llegar a la «Unión leoniana» de 1897 (León XIII), mediante la cual se constituyó la actual grande familia llamada sencillamente de Frailes Menores u OFM.

1. La Primera Orden minorítica se constituyó con la accesión espontánea de los dos primeros compañeros, fray Bernardo de Quintavalle y fray Pedro Cattani, en 16-4-1208, aquel mismo año, un tercero, el beato Gil de Asís (23 de abril) y otros compañeros, retirándose con ellos a los alrededores de la Porciúncula y, poco tiempo después, en el cercano tugurio de Rivotorto en la llanura de Asís. Autorizados por el obispo diocesano Guido II (1204-28, aprox.),

Después de un año de instrucción y aprendizaje, durante el cual el grupo se presentaba en público con el nombre de ‘Viri paenitentiales de Assisio’ [Penitentes de Asís, n.d.t.] (AP 19; TC 37), el fundador escribió una breve y sencilla «fórmula vitae» [regla de vida, n.d.t.] que incluía los textos evangélicos ya citados y otros más, añadiéndoles alguna norma de vida comunitaria; mientras tanto asumió el nombre de -»Frailes Menores. El grupo de los Doce se presentó para recibir la aprobación ante Inocencio III, el cual, aprobó oralmente aquella Regla y estilo de vida en la primavera de 1209 (1210, según otros). Esta aprobación oral marca la fundación canónica de la Orden,

2. Después de la primera organización dada a la Orden, mediante la cual ésta quedó repartida en Provincias (1217), el Santo redactó una verdadera Regla amplia y detallada, que presentó en el Capítulo general de 1221. Esta es la 1Regla «no bulada», con 23 capítulos: pero no fue del agrado de los ministros provinciales, entre 1221-3, la condensó dándole forma más jurídica, en 12 capítulos: ésta es la 2Regla, «Regla bulada», confirmada por Honorio III mediante la Bula Solet annúere, el 29-11-1223 (v. III).

Aquella Regla aún tiene vigencia hoy día en las tres familias de la Primera Orden que había sido «revelada y dictada por el propio Cristo», en Fontecolombo el 1223). ella obtuvo el cuarto lugar en la historia religiosa después de las antiguas Reglas monásticas de s. Basilio, s. Agustín y s. Benito de Nurcia. la confirmación papal de la Regla (1223) y la canonización del Santo estigmatizado (1228), hicieron caer toda clase de reticencias y dificultades levantadas por parte de algunos prelados y clero contrarios a la pacífica expansión de los Minorítas en el mundo, reconocidos en los distintos países, desde entonces, con nombres muy característicos, como son: -»Minoritas, -»Cordelièrs (porque llevan puesto un cíngulo blanco) y -» Grey-friars (por causa del primitivo color del hábito, el ceniciento, usado ininterrumpidamente por los Conventuales hasta comienzo de 1800),

Este objetivo específico, amplio y general a la vez, de apostolado pastoral, social y misionero, en todas las modalidades inspiradas por el amor a Cristo y por el celo de las almas, en efecto fue perseguido por la Orden en las más importantes directrices. Era lógico constatar en el s. XIII la total presencia de los Menores en el área de los estudios y de la cultura, con la consecuente necesidad de casas, institutos y medios aptos (cosas aprobadas por s. Buenaventura en vista de la «predicación» y necesidades de la Iglesia), como también su presencia en todos los ministerios y oficios eclesiásticos, en Europa y en tierra de misión. De esta manera la Orden franciscana no se dedicó tan sólo al apostolado, general y común como los Dominicos y demás Ordenes mendicantes, sino que, gracias al mayor número de religiosos y a su misma popularidad, aplicó dondequiera su eficacia.

Cabe notar que estos objetivos y actividades, practicadas específicamente dentro de la comunidad Conventual hasta 1517, fueron practicadas con nuevo fervor en el ‘400 también por la familia Observante. Siguiendo la evolución de las cosas, la Orden, que hasta casi la mitad del s. XIII estaba constituida por hermanos legos en su mayoría y, mucho de ellos verdaderamente doctos y letrados, fue transformándose paulatinamente en Orden clerical en el sentido pleno de la palabra, en sentido canónico, hasta llegar a tener casi un cuarto de hermanos legos respecto a la totalidad de religiosos (entre de los Conventuales). Análogo proceso de clericalización, pero con mayor cantidad de legos, se dio entre los Observantes.

Después que la Orden quedó repartida en Provincias y Custodias, regentadas por Ministros provinciales y Custodios el gobierno queda centralizado en la autoridad del Ministro general,.

Los poderes legislativos y electivos, para la renovación de los oficios, están consignados a los Capítulos generales y provinciales, trienales, con la participación de los superiores (provinciales, custodios) y de los delegados de los frailes (los Discretos); pero toman parte también muchos maestros de teología (entre los Conventuales) y, en los Capítulos provinciales, participan los guardianes de los conventos más importantes. Esta era la costumbre de los FF.MM. Conventuales hasta el año1517.

En cambio, los FF.MM. Observantes, a partir de 1425 (año de su primera aprobación canónica), y los demás a partir de 1446 hasta 1517, celebraban a parte los capítulos generales y provinciales para la elección de sus propios «Vicarios», generales y provinciales,

Comienzos y primera organización (1209-1226)

1. La reducida comunidad del impensado nuevo «colegio apostólico» de los 12 primeros frailes, incluyendo al Santo, pronto se agrandó por causa de las nuevas reclutas llegadas de entre el pueblo e, inmediatamente después, (1215 aprox.), también de entre los doctos, de los hombres de acción, de los nobles y letrados (1Cel 57).

Después de hacerse presente en las distintas regiones de Italia, Lombardía, Toscana, Pulla y Sicilia (como los conoció personalmente y escribió Jacobo de Vitry en 1216, Carta1, en Lemmens, p. 79-80), ellos moraban en «loci» (= casas) muy humildes, ubicadas generalmente en las afueras de la ciudad. El fundador, había mudado de Rivotorto a la Porciúncula (1210-12, aprox.), comenzó a congregar en aquel lugar a los frailes dos veces al año (en Pentecostés y el 29 de septiembre, fiesta de s. Miguel) a fin de intercambiar y aconsejarse mutuamente sobre cómo observar mejor la Regla

En el primero verdadero Capítulo general de 1217, la Orden fue repartida en 12 grandes Provincias-madre: las cismontanas y las ultramontanas, después de su regreso de Egipto (1229), apremiado ya por algunas innovaciones y desordenes acaecidas en Italia durante su ausencia, el Santo se percató de la necesidad de establecer una más salda organización normativa y disciplinar para la Orden, a través del patrocinio del card. Hugolino, a través de la institución papal del noviciado (1220,); decide la asunción de un Vicario o verdadero «ministro general» en la persona de fr. Elías (1221) y por último, la redacción más completa de la llamada Regla I (no bulada, 1221).

Evolución de la vida comunitaria
y de las actividades (1226-1274
2. Después de la muerte del Santo (1226) El multiplicarse del número de sacerdotes y de maestros de teología, bajo el gobierno del segundo general -»Elías de Asís (1232-9, que ya había sido Vicario del Santo en 1221 llevó la Orden a instituir regulares Estudios de teología en todas las Provincias. Contemporaneamente empezó a efectuarse la presencia de los frailes dentro de la ciudad mediante la construcción de casas e iglesias más amplias, siempre solicitadas y costeadas por el propio pueblo; sin embargo el indiscrimiado nombramiento de sacerdotes y de legos para el oficio de superior y el envío de austeros visitadores provocaron quejas y recursos ante el Papa. Por este motivo fue convocado un capítulo general en Roma y se procedió a la exoneración del oficio del célebre fraile, por parte del mismo Gregorio IX. A fin de lograr una forma más democrática de gobierno, en aquel Capítulo romano fue compilado el primer cuerpo de Constituciones: Además, se favoreció la aceptación y promoción de clérigos y sacerdotes. La Orden paulatinamente iba tornándose clerical a raíz de las solicitudes de parte de la S. Sede, la cual cada vez más solicitaba el servicio de los frailes, y también como consecuencia de la organización escolástica.

A lo largo del tricenal que siguió a la muerte del s. Fundador (1230-60) asomaron las primeras dificultades prácticas de la vida, es decir: dentro de la Orden, acerca de la obligatoriedad del «Testamento» del Santo y de la observancia de la pobreza absoluta, pues en él está terminantemente prohibido recibir dinero. La Orden pudo resolver estos problemas recurriendo a los Papas; y éstos intervinieron, muy generosamente por cierto, a fin de beneficiarse mejor de la actividad de los religiosos.

Ya en 1230 Gregorio IX había declarado que el Testamento del Santo no tiene valor jurídico y que, por este motivo, no era obligante. E instituyó los nuncios apostólicos para la administración de los bienes en uso de la Orden, asociándolos o sustituyéndolos a los amigos espirituales de que habla la Regla, y de la S. Sede (bula Quo elongati, 28-9-1230, que fue la primera «declaración» pontificia sobre la Regla.

Inocencio IV amplió los poderes de los «nuncios» constituyéndolos «procuradores en pro de las necesidades y «utilidades» de la Orden: dos bulas (Ordinem vestrum, 14-11-1245, y Quanto studiosius, 19-8-1247). Estas bulas, que non fueron llevadas a efecto por deliberación de la misma Orden (en los capítulos generales de 1251, 1254, 1260), a través de la bula fundamental de Inocencio IV, Cum tamquam veri (5-4-1250 y 21-8-1252), las principales iglesias de la Orden, que tenían anexado un regular «convento» (con 13 frailes), fueron declaradas -»conventuales, es decir publicas y equiparadas a las iglesias colegiales del clero

La calificación canónica de estas iglesias, aplicada también, por denominación popular, a los frailes residentes en los conventos anexos, fue tomando cuerpo a partir de aquel entonces para designar a los propios religiosos, los cuales conformaban la mayoría o comunidad de la Orden: se decía «fraile conventual de Asís, de Foligno», «fratribus minoribus conventualibus de Campo Orti», etc. En ‘400, después de la aparición de los Observantes y demás reformas, aquel nombre se tornó distintivo de la actual familia Conventual, y quedó como nombre oficial en 1517.

4. Durante el mencionado proceso de evolución de la comunidad minorítica, un grupo de antiguos frailes, que residían preferentemente en los eremitorios y deseaban vivir integralmente el ideal primitivo, no se conformaban con las innovaciones de vida y actividad de la Orden. Alguna turbulencia provocada por los más «Zelanti» [Celantes] (son llamados así) fue truncada por el general fr. -»Elías y por el provincial de las Marcas, Fr. Crecencio de Iesi (1240 aprox., elegido general en 1244-7); pero encontraron apoyo por su sucesor el Beato Juan Buralli de Parma (1247-57), el cual, docto y estimado, quedó comprometido ante la Orden y la Curia romana por su abierta adhesión a las teorías joaquinitas, admitidas por los Zelanti: y en el anticipado Capítulo de Roma de 1257 (2 de febrero) puso a disposición su cargo. Le sucedió s. Buenaventura de Bagnoreggio, maestro escolástico, dio preferencia a la vida comunitaria en grandes conventos (él mandó agrandar el ‘Estudio’ de París y fomentó los trabajos en el Sacro Convento de Asís), ilustró a los religiosos las características esenciales de la vocación franciscana, inculcando el uso moderado y pobre de los bienes; defendió también, contra los ataques de los maestros parisienses del clero secular, la autenticidad divina y la perfección intrínseca del ideal religioso franciscano en sí mismo y en su abertura hacia toda actividad científica y apostólica, en pro de las almas y de la Iglesia. Aunque denunciando y condenando algunos abusos contra la pobreza.

Comunidad conventual, Espirituales
y crisis de 1300 (1274-1368)

5. Cuando se celebraba el Concilio de Lyón, reventó el famoso movimiento de los Espirituales franciscanos, conocido en la historia bajo ese nombre, de inspiración probablemente joaquinita (1274): la causa del estallido fueron los falsos rumores sobre la presunta intención del Concilio de querer eliminar la pobreza absoluta en la Orden

Este movimiento, derivado de los anteriores «Celantes», fue tomando cuerpo en distintos grupos, especialmente en Las Marcas por medio de fr. Liberato de Macerata y de fr. Ángel Clareno, en Toscana por medio de fr. Ubertino de Casale, en Provenza y Linguadoca por medio de los seguidores de fr. Pedro de Juan Olivi: éste último es considerado el maestro espiritual de todos; sin embargo él es el más moderado entre todos, y promotor de una reforma dentro de la Orden y en obediencia a los superiores. El movimiento de los Espirituales, que fue más turbulento y separatista en Italia, puso en tela de juicio la propia legitimidad de vida de toda la comunidad y de las declaraciones pontificias, pues proclamaba la obligatoriedad del Testamento de s. Francisco y la intangibilidad de la Regla «dictada por el mismo Cristo» y síntesis del Evangelio. Estas teorías fueron alimentadas y divulgadas por frailes «espirituales» por medio de muchos escritos y supuestas profecías de s. Francisco sobre el decaimiento y restauración de la Orden y también por medio de las doctrinas joaquimitas en la expectativa de una nueva iglesia reformada, «pobre y espiritual».

Después de la primera represión en Las Marcas y la condena indirecta por parte de Nicolás IV (primer Papa OMin, 1288-92: el documento se perdió), los Espirituales de Las Marcas, apoyados por el general Raimundo Gaufredi, su seguidor (1289-95), y por el Papa Celestino V (1294), lograron constituir un grupo autónomo llamado «Pobres ermitaños del Papa Celestino. Continuaron a actuar dentro o al margen de la Orden. Tras un intento de reconciliación en el Concilio ecuménico de Vienne, en el cual fue discutida ampliamente la cuestión, el Papa Clemente V promulgó una nueva declaración sobre la Regla, Exivi de Paradiso (6-5-1312), con la cual, aunque exhortase a todos a la observancia fiel de la Regla, y también a la obediencia y a la unión y comprensión fraterna, confirmaba el estilo de vida y de apostolado de la comunidad conventual de la Orden. Sin embargo, debido a nuevos contrastes, el desacuerdo y las controversias continuaron y fueron llevadas ante el Papa Juan XXII (1316-34), quien supo escuchar a los cabecillas de los Espirituales, pero les negó la separación solicitada haciéndoles ver que la caridad y la obediencia valen más que la pobreza.

Otro grave desacuerdo estalló poco tiempo después, entre la comunidad y aquel Papa acerca del valor y realidad de la «pobreza absoluta de Cristo y de los Apóstoles»: era una cuestión «teórica de la pobreza». A lo largo de esta prolongada tensión de ánimos, que se agravó a raíz de la lucha político-religiosa entre Ludovico de Baviera y el Papa, se llevó a efecto la defección del general Miguel Fuschi, de Cesena (1316-28) el cual, huyendo de Aviñón, pidió la protección de Ludovico de Baviera, en Pisa y en Mónaco de Baviera; se conminó la excomunión (1329) y se constituyó un grupo cismático (los Miguelitas), mientras que en Roma, por obra del mismo emperador (y ¡no por obra de la Orden!), fue coronado un antipapa, el franciscano fr. Pedro Rainallucci de Corvaro (con el nombre de Nicolás V, 1328-30).

En comunión de sentimientos con la Comunidad en la susodicha controversia papal, los ya suprimidos Espirituales, juntamente con los anteriores y nuevos grupos, que en la historia son llamados Fraticelli [Hermanos pobres, n.d.t] (es decir, los que no sintonizaban con la Orden, a partir de 1317-8), continuaron su vida independiente alternando represiones y procesos inquisitoriales en Francia del sur, guiados por fr. Ángel Clareno.

Presionada por el Vicario apostólico, el cardenal Bertrando de la Tour, OMin (1328), y también por el nuevo general fr. Geraldo Oddoni (Guiral Ot, 1329-42), la Orden se vio obligada a aceptar las orientaciones y demás disposiciones papales que mitigaban la visión pauperística franciscana

Juntamente con las ya mencionadas disposiciones de Juan XXII, que amenizaron el sentido de la pobreza, y a la impuesta administración más directa de los bienes, grande influencia tuvieron las generales consecuencias de la Peste Negra en toda Europa (1348-62) y de la Guerra de los Cien años en Francia (1339-1453) y del Cisma papal, el cual llevó a la división de las «obediencias» en las distintas provincias y países, con dos o tres generales y provinciales, durante los años 1378-1417.

Los Frailes Menores Observantes
y las demás reformas de 1400 (1368-1446)
7. El movimiento más característico, conocido en casi todas las Ordenes religiosas de aquel tiempo con el nombre de -»Observancia, tuvo sus comienzos en Italia, en lo que a la Orden franciscana se refiere, por obra del hermano lego b. -»Paoluccio Trinci de Foligno, el cual en 1368 obtuvo la autorización del general Tomás de Frignano para vivir en la más estricta observancia de la Regla en el eremitorio de Brogliano, pero la de Trinci fue la primera reforma que tomó cuerpo en Italia y en la Orden, a partir de 1384, tenía ya novicios propios.

El historiador Wadding O.F.M.Obs destacaba, «Hoc anno [1368] Ordinis reformatio tóties ab áliis intentata, non tamen prudenter directa, húmile sed stábile súmpsit inítium in hómine úndique ex statu et statura, córporis effígie, et nómine contemptíbili, sed génere et pietate spectábili. Is fuit Paulutius Fulginas…, in tuguriólo sancti Bartholomaei in solitúdine Bruliani… Hoc ítaque anno in domúncula ista, in loco horróris et vástae solitúdinis, Fulgínium inter et Camerinum, radíces fíxit Paulutius, et fundamenta iécit eo solidióra, quo humilióra, regularis observántiae. Sócios advocávit viros bonos...» [En el año 1368 la renovación de la Orden, muchas veces intentada, pero nunca llevada a cabo con prudencia, tuvo un comienzo humilde pero decidido por obra de un hombre sin grande valor cuanto a condición, estatura, aspecto y nombre, pero digno de merecimientos por su nobleza y piedad. Aquel hombre se llamaba Paoluccio de Foligno..., en el pequeño tugurio de s. Bartolomé, ubicado en las montañas de Brogliano... En efecto, aquel año en aquella choza, ubicada en lugar agreste y de gran soledad, entre Foligno y Camerino, Paoluccio echó las raíces y levantó el fundamento de aquella tan sólida cuanto más humilde regular observancia. Se hizo acompañar por buenos varones... fr. Ángel de Monteleone y fr. Juan de Stroncone, celantes predicadores. La configuración de una familia especial, progresó a duras penas durante los primeros cincuenta años de vida, aunque apoyada por los superiores, los cuales entregaron a aquellos, algunos pequeños conventos y eremitorios en Umbría, en el Valle de Rieti, en Las Marcas y en otros sitios.

Análoga, pero independiente, fue la reforma de la Observancia francesa. Ésta comenzó en el convento de Mirebeau. En Francia (por la reformadora clarisa s. -»Coleta de Corbie y por ese motivo, llamada de -»Coletanos. En España la Observancia comenzó en los años 1390-1404, en Castilla, Galicia y Portugal, Pero en Castilla se afirmó también la reforma de los -»Villacrecienses, por el b. Pedro Villacreces.

Éstos fueron los comienzos humildes de un grande movimiento que, no obstante la disparidad de los grupos, su propia forma de vida en el seno de la institución franciscana, todos se arrimaron a la Comunidad conventual de la Orden. Y de esta manera deponían a los pies de la Jerarquía el problema y la inquietud de la unidad y de la pacífica convivencia; y al mismo tiempo, se encaminaban inevitablemente, a lo largo de un siglo, hacia la constitución de una nueva comunidad autónoma.

El grupo de los Observantes italianos, después de los humildes comienzos de 1368 a 1415, iba encaminándose hacia una amplia evolución por obra de s. Bernardino de Siena, comisario y, posteriormente, vicario general (1438-42), apoyado por el b. Alberto de Sarteano y por los ss. Juan de Capistrano y Jacobo de La Marca (son estos los «4 pilares de la Observancia»

En el Capítulo general de Asís de 1430 se aprobó un texto de constituciones Martinianas (durante el papado de Martino V) para todos, es decir: los Observantes aceptaban la renuncia esencial a su propia autonomía o distinta jerarquía, y los Conventuales la renuncia al uso de los bienes inmuebles. los Conventuales rechazaron, después de un mes, las Constituciones y obtuvieron la confirmación apostólica para continuar el uso simple de todos los bienes muebles e inmuebles bajo propiedad de la S. Sede (Ad statum Órdinis frátrum Minórum, 23-8-1430: esta condición jurídica tuvo vigencia, para los Conventuales, hasta el decreto tridentino de 1563, cuando éste les autorizó, y a las demás Ordenes mendicantes también, la propiedad en común).

Los Conventuales eran conocidos y, casi siempre, llamados con ese nombre desde los tiempos de los Espirituales: «Les primièrs furent bientôt connus sous le nome de Spirituels. Les autres furent peu à peu appelés soit la Conventualité, soit la Communauté (bien que ces termes n’aient pris que plus tard leur sens précis et décisif)» [Los primeros fueron pronto conocidos con el nombre de Espirituales. Los demás, poco a poco, fueron llamados a veces Conventualidad, otras veces Comunidad (aunque esos términos hubiesen adquirido su sentido exacto más tarde), n.d.t.]. Y esa denominación se afirmó sobretodo en ‘400, a fin de diferenciarse de los Observantes, pues éstos también constituían una nueva porción de la OMin.: «les frères Mineurs Conventuels sont, historiquement, la continuité de l’ancienne «Communauté», organisé par s. Bonaventure» [los frailes Menores Conventuales son, históricamente, la continuación de la antigua «Comunidad», organizada por s. Buenaventura, n.d.t.] (Willibrord de París, Frères Mineurs, en Cathol 4 [1956] 1604 y 1610-1).

Eugenio IV concedió mayor autonomía a los Observantes, dándoles Vicarios generales y provinciales. Mandó que los Vicarios fuesen confirmados por los Ministros general y provincial Conventuales (bula Ut sacra, de 11 de enero, pero publicada el 23-7-1446), con carácter obligatório, en el lapso de tres días de la elección en sus propios capítulos.

Relación entre Conventuales
y las reformas (1446-1490)

Los Conventuales por su parte, llamados, en los actos y documentos hasta 1517, siempre con el nombre oficial de -»Frailes Menores «simplíciter» [escueto] (OMin), siguieron atendiendo a sus acostumbradas actividades, de manera particular las científicas y las académicas, custodiando las antiguas Iglesias y conventos, los Estudios universitarios y bibliotecas, con excepción de muchos eremitorios y conventos menores, y otros de mayor importancia, cedidos o de cualquier manera traspasados a los Observantes, que los conservan hasta el día de hoy, como son: los santuarios del Valle de Rieti (1370-3), de La Alverna (1431), Le Cárceri, S. Damián y la Porciúncula en Asís (1432), la custodia de Tierra Santa (1434-9), el convento de Araceli en Roma (1445) entre otros.

Los Conventuales trasladaron a los Santos Apóstoles su ‘Estudio’ universitario romano y también la Curia general de la Orden

El ex general de la Orden, y papa Conventual Sixto IV (1471-84), después de intentar quitar la autonomía a los Observantes (1472), favoreció a las dos familias; confirmó y amplió para los Conventuales, y también para los Dominicos y demás Ordenes mendicantes, los antiguos privilegios, facultades y concesiones apostólicas,

Grandes dificultades
y separación OFM Obs (1490-1517)

9. Entre los años 1490-1506, los Conventuales perdieron más de 300 conventos en Francia y en España (Cfr. WaddingAnnMin, 1495, n. 34; 1496, nn. 9-15; 1498, nn. 7-8; 1500, nn. 15-16; los Breves de Alejandro VI, Super gregem, 12-1-1498 y 17-8-1499, ibid a. 1499, nn. 20 y 19, etc.: Cfr. bibl.).

Esto se dio a raíz de la actuación del obispo de Albi, Ludovico d’Amboise y del card. Jorge d’Amboise, y del card. Observante Francisco Ximénez de Cisneros (activo 1495-1517†), y del mismo general Conventual Egidio Delfin de Amelia (1550-6), partidario de un nuevo utópico intento de unión con los Observantes y los Coletanos, El Papa se limitó a ordenar la fusión o cierta unión más significativa de las Reformas menores entre sí, permitiendo que cada una optase libremente o con los Conventuales o con los Observantes

León X convocó en Roma, para la fiesta de Pentecostés de 1517, un Capítulo «generalísimo» de vocales Conventuales y Observantes y de representantes de los principales grupos de Reformas; y propuso la unión pura y simple de todos bajo la única fórmula de vida «reformada».

Pero ante la negativa de los Observantes, por una parte, de unirse y someterse a los ministros y a los frailes no reformados, y, por otro lado, ante la decidida declaración de los Conventuales acerca de la legitimidad y siempre renovada aprobación apostólica de su estilo de vida franciscana practicada por «30.000 religiosos» el Papa, determinó, en virtud de su propia autoridad, la fusión de todos los grupos reformados, de cualquier reforma o denominación fuesen, sometiéndolos a un ministro general reformado con el título (y su respectivo sello) de ministro general «totíus Órdinis» y con el nombre, para los religiosos unidos, de Frailes Menores o, como opción, de FF.MM. de la Regular Observancia.

repitiendo las palabras del Papa, que «sub nómine Reformatórum, ac pure et simplíciter Régulam sancti Francisci huiúsmodi observántium» [bajo el nombre de Reformados que obervan la Regla pura y simple de s. Francisco, n.d.t.], estaban incluidos «todos y cada uno de los (grupos) siguientes: es decir los -»Observantes que hasta aquella fecha estaban sometidos a los Vicarios] los -»Amadeítas, los -»Coletanos, los -»Clarenos, los del Santo Evangelio, es decir de la Capucha o Descalzos [eran los -» Guadalupenses], u otros grupos parecidos de cualquier otra denominación» (6 familias y grupos catalagados de esta manera).

El Papa concluía: «ex quibus ómnibus supradictis unum córpus ínsimul facientes, eosdem ad ínvicem perpétuo unímus. Ita quod de cétero, omissa diversitate nóminum praedictórum, Fratres Minores sancti Francisci Regularis Obserbvántiae, vel símul vel disiunctíve nuncupéntur» [por todo lo dicho anteriormente, los unimos a todos y los constituimos un único cuerpo, de tal manera que, abandonando toda clase de distinción de nombres, se llamen ‘Frailes Menores de la Regular Observancia de s. Francisco’, singularmente o todos juntos, n.d.t.].

La bula Ite vos (29-5-1517), bula llamada de unión o de separación, según los dos aspectos señalados (WaddingAnnMin, 1517, nn. 20-2, y el texto de la bula en n. 23: Cfr. bibl.).

El día 1º de junio siguiente, los Observantes eligieron en Araceli en Roma a su primer Ministro general en la persona del p. Cristóbal Numai de Forlí, ex Vicario general cismontano OFMObs (1514-7); contemporáneamente los Conventuales elegían en el convento de los Santos Apóstoles a su 44º General, en la persona del p. Mº Antonio Marcelo de Petris de Cherso.

Un mes después, el Papa nombraba cardenal al p. Numai, y en 1520, nombraba arzobispo al p. Marcelo. al título de «maestro» general dado ahora al general OFMConv, y también la confirmación, dentro de tres días, del mismo maestro general y de los provinciales Conventuales por parte de los ministros general y provinciales OFM(Obs). los monasterios de las Clarisas y de las casas de los Terciarios sujetos a los Conventuales: «qui eátenus sub Ministro generali Conventualium fuerant regímine» [que hasta aquel momento habían estado bajo el Ministro general de los Conventuales. n.d.t

De manera que, después de ciento cincuenta años exactos de existencia (1368-1517), la reforma Observante, y los demás grupos unificados, conquistaba su autonomía y también el primado jurídico en la Orden, hecho único en la historia de las Ordenes religiosas! en la inversión histórica de las partes llevada a cabo por el Papa – por medio de la mencionada determinación que acababa de determinar para los «Maestros» generales y provinciales de los Conventuales la obligación de solicitar la confirmación de su propia elección a los ministros Observantes: tal como «quemádmodum Vicarii generales tunc de familia [OFMObs] nuncupati pétere tenebántur» [tal como los Vicarios generales, llamados antes ‘de la familia estaban’ obligados a solicitar, n.d.t.] a los Ministros generales (OFMConv), y «eo modo, quo Vicarii provinciales, ólim de familia nuncupati, a tunc Ministris provincialibus fratrum Conventualium pétere tenebántur» [de la misma manera como los Vicarios provinciales, antiguamente llamados ‘de la familia’, estaban obligados a solicitarlo de los entonces Ministros provinciales de los frailes Conventuales. n.d.t.] (breve apostólico: Omnípotens, cit.). Sin embargo, aquella disposición, como ya hemos dicho, jamás se llevó a efecto en aquella época ni en los años posteriores, y los superiores Conventuales retomaron en aquel siglo también su título de «Ministros (-» Conventuales, Frailes Menores).

El apreciado historiador Observante, Lucas Wadding resumía todos los acontecimientos del último siglo, antes de 1517 y de este mismo año, en las siguientes afirmaciones:

«Observantes vero paulatim, etsi per multas tribulationes et contradictiones, creverunt sub Conventualibus; neque voluerunt umquam ab Ordinis córpore divelli, sed vero cápiti et legítimo sancti Francisci Successori, penes quem potéstas regendi et sigillum Órdinis residébat, humíliter subesse, iuxta illud ipsíus sancti Francisci praecétpum: et alii Fratres teneántur fratri Francisco et eius Successóribus obedire. Tunc áutem facta est separátio, quando a Conventualibus ad Observantes translatus est cum sigillo Primatus, et Ministri Generalis totíus Órdinis, quae prius penes Conventuales erat, nomenclatura; uti a Leone Pontífice... factum fuisse multo praemisso consílio narrávimus diffuse» [Los Observantes poco a poco, superando muchas dificultades y oposiciones, se desarrollaron bajo los Conventuales; y jamás pensaron en separarse del cuerpo de la Orden, sino permanecer humildemente sometidos a la verdadera cabeza y al legítimo Sucesor de s. Francisco, el cual detiene la potestad de gobernar y el sigilo de la Orden, según el mandato de s. Francisco: y los demás frailes están obligados a obedecer a fray Francisco y a sus Sucesores. La separación se dio cuando, juntamente con el sigilo, el Primado y el título de Ministro General de toda la Orden, que anteriormente lo detenían los Conventuales, pasó de los Conventuales a los Observantes; de qué manera todo eso ha sido realizado por el Papa León... lo hemos relatado, con abundancia de detalles, después de haberlo pensado previamente, n.d.t.] (WaddingAnnMin, 1528, n. 16).

I. NOMBRE Y SU SIGNIFICACIÓN

Al nombre de ‘Menores’ o de ‘Frailes Menores’ que s. -»Francisco quiso dar a su Primera orden en 1208 o 1209, muy pronto se le añadió el de C., el cual, después del surgimiento y afirmación de las reformas franciscanas de los F. M. Observantes, Reformados, Descalzos o Alcantarinos, Recolectos (1368), y de los F. M. Capuchinos (1525), se tornó nombre específico de los F. M. C. Éstos, hasta aquel entonces, y exactamente hasta 1517, eran más comúnmente y oficialmente llamados Frailes Menores, ‘Orden de los Frailes Menores’ (s. Francisco, Regla I, c. VI, VII; Regla II, c. I; BullFranc I-VII, Roma 1759-1904; BullFranc, ns. I-III, Quaracchi 1929-49; León X, Ite vos, 29-5-1517 y Omnípotens Deus, 12-6-1517, en WaddingAnnMin 1517, n. 23, 30: vol. XVI, p. 53, 60; y las voces -» Franciscanos y Frailes Menores).

1. Nombre
La palabra -»conventual, ya usada en los documentos eclesiásticos anteriores al franciscanismo – por ej. en la constituticón 10 del -»Lateranense IV de 1215 – aparece, por primera vez en el mundo franciscano, para la Tercera Orden, en el Memoriale Propósiti de 1221-8, y para la Primera Orden u Orden minorítico - si se prescinde de la «conventualis disciplina» auspicada por Jacobo de Vitry en 1220 - en un acta notarial de 9-1-1241: la encontramos, prácticamente, en los albores de las dos Ordenes. Así como el Lateranense había mencionado a las «conventuales ecclesiae» [iglesias conventuales, n.d.t.], también el Memorial y el acta notarial hablan respectivamente de las «domus conventuales» [casas conventuales, n.d.t] de los Penitentes o Terciarios de s. Francisco, y de un «guardianus conventualis de Ésculo» o superior de los Minoritas de Áscoli Piceno (Const. 10 Later. IV, en Mansi XXII, col. 998; ConOecDecr, p. 239-40; Memoriale, en Meersseman, Dossier, p. 97; Sabatier, Opuscules I, p. 1, 20; R. B. C. Huygens, Lettres de Jacques de Vitry, Léida 1960, p. 131-2; Acta notarial, en MiscFranc 32 [1932] 151-2).

En los años 1250 y 1252 también las iglesias minoríticas fueron llamadas c.: «decérnimus ut ecclesiae vestrae omnes ubi conventus existunt conventuales vocentur» [mandamos que todas la iglesias que están unidas a vuestros conventos se llamen conventuales, n.d.t.]. De esta manera también entre los Menores empezó a darse la distinción entre iglesias c. e iglesias no-c. – generalmente estas últimas eran las de los eremitorios. A las primeras se les concedió derechos y privilegios como los de las iglesias colegiatas, es decir: autorización para la celebración pública de los divinos misterios, predicación, administración de los sacramentos y guarda de la Eucaristía, rezo coral del oficio divino, uso de campanas y sepultura eclesiástica (Inocencio IV, Cum tamquam veri, 5-4-1252, en BullFranc I, p. 538,622).

En un segundo momento, aquella distinción fue aplicada también a los conventos minoríticos, que s. Francisco prefería llamar «loca», «habitácula», «domus» [conventos-eremitorios-casas, n.d.t] (Regla I, c. VII; Regla II, c. VI; Testamento 5, 7), y que las constituciones de Narbona, redactadas por s. -»Buenaventura (1260), identificaron como «loca conventualia» y «loca no-conventualia». Éstos últimos, casi siempre, eran eremitorios, y muchas veces mencionados por s. Francisco (De religiosa habitatione en eremo, cap. 1 [Regla para los eremitorios]; aquellos estaban ubicados en las ciudades y eran más grandes, pues debían acoger «13 fratres et supra» [13 ó más hermanos, n.d.t.], con especiales derechos comunitarios y capitulares y, al mismo tiempo, con específicos compromisos de apostolado pastoral, litúrgico, cultural, caritativo-social (Const. Narb. VIII, 6; IX, 20-2, en ArchFranc 34 [1941] 285, 295).

Ya al guardián del convento de la ciudad de Áscoli el término ‘conventual’ había sido aplicado en 1241. Sin embargo tan sólo después de las declaraciones inocencianas acerca de las iglesias y de la legislación bonaventuriana acerca de los conventos es cuando el nombre fue atribuido comúnmente a los propios frailes que, con formación adecuada, residían y operaban en aquellas iglesias y en aquellos conventos. El propio Inocencio IV en 1254 y Clemente IV en 1265 dirigen sus bulas usando este tenor: «Ministris, Custodibus, Guardianis conventualibus» [A los Ministros, Custodios y Guardianes conventuales, n.d.t.], en cambio las constituciones narbonenses hacen distinción entre: «Guardiani conventuales» y «Guardiani non conventuales» (Inn. IV, Quia tunc potíssimum, 18-3-1254; Clem. IV, Dilecti filii, 25-7-1265, en BullFranc I, p. 718; III, p. 24-5; Const. Narb. IX, 19,21, en ArchFrancHist 34 [1941] 295).

Así como los superiores, también los súbditos y los religiosos residentes y operantes en aquellas iglesias y conventos, son llamados Arnaldo de Foligno, director espiritual de la b. Ángela, se identifica de esta manera (1291): «Assisium ad sanctum Franciscum morabar conventualis» [Yo era (fraile) conventual que vivía en Asís junto a san Francisco, n.d.t.] (Vita b. Angelae I, n. 34); Álvaro Pelayo, penitenciario papal (1330-2), se define a sí mismo: «cum essem conventualis ibi, Romae, in Aracoeli» [cuando yo era conventual en Araceli, en Roma, n.d.t.] De planctu Eccl., lib. I, c. III).

Tampoco faltan datos más explícitos de comunidades c.: en 1258, en Inglaterra, Tomás de Eccleston menciona «quemdam locum» con algunos «fratres conventuales» [cierta morada con algunos hermanos conventuales, n.d.t.] (De adventu, col. I, 8); el 4-12-1277 en la ciudad de Perusa fue hecho un legado «frátribus minoribus conventualibus de Campo Orti» [A los frailes conventuales de Campo Orti, n.d.t.] es decir el actual convento ‘S. Francisco al Prato’ de los F.M.C. (Mazzatini, Archivi, II, 243); en un testamento de 13-10-1317, a favor del Sacro Convento y Basílica de S. Francisco en Asís, C. hasta el presente, el testador «réliquit et adiudicavit cuilibet fratri conventuali dicti loci unum bologninum de argento» [deja asignado un bolognino (= así se llama la moneda) de plata para cada fraile conventual de aquel lugar, n.d.t.] (Sacro Convento, Instrum. III, p. 27; MiscFranc 63 [1963] 295).

Pero no solamente las iglesias y los conventos, los superiores, los súbditos y determinadas comunidades, también la misma Orden fue llamada y considerada conventual. En efecto en 1259 Alejandro IV en dos bulas identifica a los «Ordinis fratres» y las «libertades Ordinis» con los mismos «fratres conventuales» y las «libertates» que éstos tenían como sus «prerrogativas» (Nimis iniuste, 5-2-1259, en ArchFrancHist 6 [1913] 390-1). La «Commúnitas Órdinis», de la cual se habló mucho en tiempos de Clemente V (1305-14), y especialmente durante el Concilio de Vienne (1311-2) a raíz de las acusaciones levantadas en contra de la misma por parte de los -»Espirituales, se identificaba con la misma comunidad conventual. Ehrle (1887) y Mortier (1907), por citar algunos nombres, no tienen ninguna dificultad en reconocer este hecho: «dans le principe, les Mineurs étaint tous conventuels» [al comienzo, todos los Menores eran conventuales, n.d.t.]; lo mismo afirman Cresi (1955): «toda la Orden se desarrolló de manera conventual», Villibrord de París en Cathol (1956) y también el franciscanista anglicano Moorman (1968), el cual escribió: «The Community or, as they came to be called, the Conventuals» [la Comunidad o, como prefieren ser llamados, los Conventuales, n.d.t.] (Denifle-Eherle 3 [1887] 191; Mortier III, p. 298: Cresi. S. Francesco, p. 102; Cathol 4 [1956] 1160; Moorman, A History, p. 191).

No hay que extrañar, pues, si en 1327 encontramos la siguiente frase: «fray Acursio florentino de la Orden de los frailes menores c. por autoridad apostólica Inquisidor de la herejía en la Provincia de Toscana»; y mucho menos cuando en un acta notarial de la ciudad de Cortona de 25-11-1392 leemos: «tradentes... dicto ordini fratrum minorum conventualium» [entregan... a la Orden de los frailes menores conventuales. n.d.t.] (Doc. 1327, en Döllinger, Beiträge zur Sektengesch. II, p. 585; Franchini, De antiquioritate, p. 82-3). Por cierto, ésta era la época de la grande efervescencia de reformas: la Observancia o Regular Observancia ya había echado su raíces en Italia (1368), España (1387), Francia (1388). Y así como en tiempos de los Espirituales, aunque con distintas motivaciones, se sintió la necesidad de distinguirse y diferenciarse de los demás. Fue lo que pretendieron los mismos interesados cuando, por ej. mandaron prohibir a los Amadeítas el uso de los ‘zóccoli’ o «calepódia» [tacones] porque los tacones habían sido un detalle observante desde sus comienzos; y mandaron inserir, en la bula de concordia, que los C. pudían emprender su reforma pero fuera de la Observancia «dúmmodo áliquo notábili signo distinctivo distinguantur et discernantur» [siempre y cuando adopten algún signo distintivo que los distinga e identifique, n.d.t.] (Amadeítas: Julio II, Licet nuper, 15-12-1510, en WaddingAnnMin, Reg. 1510, n. 42: vol. XV, p. 776-8: C.: León X, Omnípotens Deus, 12-6-1517, en WaddingAnnMin 1517, n. 30: vol. XVI, p. 61).

Con el fin de diferenciarse también en la denominación, al nombre de F. M., común para las dos familias, fue añadiéndose poco a poco un nombre especifico y distintivo como fue el de «Commúnitas Órdinis», así como se lee en la Supplicationibus personarum del Concilio de Constanza (23-9-1415), en BullFranc VII, p. 494); «fratres de claustro» o «claustrales» llamados así por Martino V en España (Super gregem, 28-12-1427, en BullFranc VII, p. 692-9) llamados «non de Observantia» y «non Reformati», sin ningún otro sobrentendido, por Eugenio IV y León X (Super gregem, 1-10-1413, en BullFranc, ns. I, p. 21; Ite vos, 29-5-1517, en WaddingAnnMin 1517, n. 23: vol. XVI, p. 51,55). Sin embargo la denominación más frecuente fue la de «Conventuales», «Fratres Conventuales», «Fratres Minores Conventuales», «Fratres Minores Conventuales Órdinis s. Francisci»: ésta es la fórmula más completa, porque quizás incluida en la bula de protesta (Eugenio IV, Cum nobis, 10-9-1440, en ArchFrancHist 29 [1936] 492; Nunciatum est nobis, 12-7-1517, en WaddingAnnMin 1517, ns.23,30,31: vol. XVI, p. 53, 54,55; 59, 60, 63).

Aparte los C., y distintos de éstos, había los «fratres observantiae... regularis observantiae» (Supplicationibus personarum, 23-9-1415, en BullFranc VII, p. 493,494); había también los «fratres devoti», «fratres de familia», «fratres reformati: sub Vicariis, sub Ministris» [bajo la obediencia de los Vicarios y de los Ministros, n.d.t.], «fratres de observantia», «fratres Órdinis Minorum de Observantia» y, como algo definitivo, tal como determinó León X en 1517: «Fratres Minores sancti Francisci Regularis Observantiae, vel simul vel disiunctive» [Frailes Minores de la Regular Observancia de s. Francisco, bien sea todos juntos bien sea por sparado, n.d.t.] (bulas ya indicadas para los C., y Calixto III, Regímini,24-5-1458, en BullFranc, ns II, p. 230; Julio II, Exponi nobis, 18-4-1512, en WaddingAnnMin 1512, n. 23: vol. XV, p. 526-7).

Sin embargo, no obstante las nombradas denominaciones específicas, útiles a veces y, a veces, necesarias, los C. continuaron, hasta León X (1517), a ser reconocidos por el Concilio de Constanza como la «Commúnitas Órdinis», a cuyos conventos los Observantes podían llegar y después regresar a sus eremitorios; o como el «Sacer Ordo Fratrum Minorum» [la Orden santa de los Frailes Menores, n.d.t.] a la que Martino V concedió el uso de los bienes muebles e inmuebles, anexos o no a los conventos, «vice et nómine Romanae Ecclesiae» [en lugar y nombre de la Iglesia Romana, n.d.t.] a la cual pertenecía el «ius propietatis, dominium» [el derecho y la propiedad, n.d.t.] firmemente rechazado, por cierto, por los Observantes; o también como los «Fratres Órdinis Minorum» cuyos conventos, por mandato de Calixto III, no podían ser ocupados por los «Fratres Órdinis de Observantia»; o como «Ordo Fratrum Minorum» y «alii Fratres Minores Conventuales etiam sub Ministris refomarti» [también los demás Frailes Menores Conventuales reformados bajo la obediencia de los Ministros, n.d.t.] que, como recuerda Julio II, detienen y reivindican especiales privilegios ante los «Fratres Órdinis Minorum de Observantia sive de Familia nuncupati» [a los Frailes llamados de la Orden de los Menores de la Observancia o de la Familia, n.d.t.] (Conc. Constanza, Supplicatiónibus personarum, 23-9-1415, en BullFranc VII, p. 494; Martino V, Ad statum Órdinis, 23-8-1430, ibid, p. 739; Calixto III, Regímini, 22-8-1455: ibid, ns. II, p. 30-2; Julio II, Exponi nobis, 18-4-1512, en WaddingAnnMin 1512, n. 23: vol. XV, p. 526-7).

No solamente los Papas, los historiadores Observantes también, contemporáneos y posteriores, como fue el b. Bernardino Aquilano (†1503), y Mariano de Florencia (†1523), Francisco Gonzaga (†1620), Lucas Wadding (†1657), Manuel Rodríguez el cual, en 1611, dejaba la siguiente anotación: «Sigillum Órdinis et veri Ministri et Custodes, quos Seráphicus Pater institúerat in sua régula, perseveraverunt inter Fratres Minores Conventuales, qui etiam Fratres Minorum de Communitate appellantur, usque ad tempus Leonis X» [La insignia de la Orden y los verdaderos Ministros y Custodios, que el Seráfico Padre instituyó en la Regla, han sido siempre de los Frailes Menores Conventuales, a los cuales se les llaman también, hasta el tiempo de León X, Frailes Minores de la Comunidad, n.d.t.] (Quaestiones regulares, I, Venecia 1611, p. 408).

2. Significado

La palabra conventual no siempre ha tenido el mismo significado. En sus comienzos, dentro de la historia de la Orden, su significado era bastante genérico: conventual de -»convento, y naturalmente, referente a todo lo que se dice o se relaciona con el convento. Paulatinamente la expresión fue adquiriendo un sentido cada vez más específico, gradual y constantemente en evolución, ligado a específicos acontecimientos históricos, como por ej.:

a) El residir y obrar de los Minoritas en los conventos e iglesias que el papado había declarado c., distinguiéndose de esta manera, como religiosos c., de los demás hermanos que residían en eremitorios;

b) El instaurarse y generalizarse de un -»conventualismo o vida comunitaria menos estricta y menos austera de la de los eremitorios y, por otro lado, más condescendiente con las dispensas y concesiones papales en materia de pobreza; al mismo tiempo más activa y entregada a las necesidades de la Iglesia y de la sociedad y más acorde con las no fáciles instancias de los estudios y apostolado que los conventos e iglesias c. les exigían en las ciudades;

c) El difundirse de este estilo de vida, también fuera de la ciudad y de su propio país, tras la urgencia de la misma Iglesia, mediante misiones populares y misiones entre paganos, compromisos jerárquicos y diplomáticos, lucha anti-herética e inquisitorial, actividades universitarias, obras caritativo-social;

d) El afirmarse de la necesidad de defender este estilo de vida llevado adelante por la Comunidad conventual, también en vista de la cantidad de obras a las que, por cierto, estaba ligada, porque « la Orden toda evolucionó conventualmente»;

e) Por último, la necesidad de diferenciar esta Comunidad conventual o Comunidad de la Orden de los demás grupos, o también para no comprometer su prestigio y su dignidad frente a los disidentes y rebeldes como los -»Espirituales y los -»Fraticelli, o para conservar su carácter y sus instancias de vida religiosa franciscana, ya aprobada y favorecida por la Iglesia, contra los movimientos más inflexible y austeros, como eran los de la Observancia.

De manera que del genérico conventual de ‘convento’, se llegó a los específicos religiosos C. que oficiaban en las iglesias c.; C. defensores y promotores de un estilo de vida religiosa más acorde con las urgencias del estudio y apostolado que la Iglesia les proponía; C. representantes de la Comunidad de la Orden que, exactamente a raíz de aquellas necesidades, evolucionó conventualmente; C. que, con el nacer y afirmarse de las reformas franciscanas con su plena autonomía e independencia, constituyen, con el nombre F.M.C., una de las tres grandes familias de la Primera orden franciscana o minorítica.

Sin embargo, a los F.M.C. no se les da este nombre, común y oficial, en toda parte. En Francia, por ej. y en los países de lengua francesa son llamados -»Cordelièrs, por causa del cordón con que se ciñen; en Inglaterra son llamados -»Grey Friars o Frailes Grises por causa del antiguo color gris o ceniciento del hábito que la Orden usaba en todos los países hasta el tiempo de la revolución francesa; en Alemania y países de lengua alemana son llamados -»Minoriten, primitivo nombre de la Orden; en algunos Estados americanos y en Polonia reciben el nombre de -»Franciscanos, por causa del fundador s. Francisco.

Los nombres que han desaparecido o que no se usan más son: Claustrales, de claustro, era muy común en España y en Cerdeña; y Barfüsser (=Descalzos), ya común en Alemania y países de lengua alemana, por causa del antiguo uso de sandalias en lugar de zapatos.

                                          POR: Fr. JUAN PABLO SANTOS MEJIA O.F.M.Conv